En los últimos años, el jabón sólido ha recuperado protagonismo frente a los geles líquidos tradicionales. Este cambio no es solo una cuestión de moda: existen razones objetivas que lo convierten en una opción más sostenible, eficiente y respetuosa con nuestra piel. 1. Reducción de residuos y envases La mayoría de los jabones sólidos se presentan sin envase o con envoltorios de papel reciclable o compostable. Al prescindir del plástico, disminuye el volumen de residuos y facilita el reciclaje. En cambio, los geles líquidos suelen envasarse en botellas de plástico, cuyo reciclaje no siempre es efectivo. 2. Mayor concentración y durabilidad El jabón sólido no contiene agua añadida, lo que significa que la fórmula es más concentrada. Esto permite que dure más tiempo que un gel líquido convencional, ya que se necesita menos cantidad en cada uso y se aprovecha hasta el final sin desperdicio. 3. Menor huella de carbono…
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